«El protocolo habitual de la Secretaría de Estado es no recibir a presidentes o personalidades importantes cuando están en Roma con motivo de asistir a encuentros internacionales», dijo a los periodistas mientras volaba de vuelta de Manila.
Su Santidad el Dalái Lama estuvo en Roma el mes pasado para acudir a la Cumbre de los Premios Nobel de la Paz.
«Cuando se sostuvieron reuniones de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) no me reuní con nadie», dijo el Papa.
«Algunos periódicos publicaron que no me encontré con él por temor a China, y no es cierto. Él solicitó una audiencia un tiempo atrás. Se ha fijado una fecha, pero no será por el momento. Estamos en contacto,» agregó.
Cuando se le preguntó sobre los esfuerzos para forjar vínculos más estrechos entre el Vaticano y China, afirmó: «Los chinos son cordiales y nosotros también lo somos. Estamos avanzando paso a paso».
Los chinos «saben que yo estoy dispuesto a ir a su país o a recibirlos (funcionarios chinos) en el Vaticano», dijo.
En cuanto su avión regresó al Vaticano desde Manila, el pontífice envió un telegrama al presidente de China, Xi Jinping, como lo hace para cada país que sobrevuela:
«Mis oraciones están con ustedes y con el pueblo de China, y en ellas pido abundantes bendiciones de armonía y prosperidad».
En diciembre hubo medios que publicaron que la decisión del Vaticano reflejaba preocupación por lo que sería una inevitable reacción de furia de parte del Gobierno chino. Además indicaron que tal decisión también se vio influenciada por el deseo de no poner en peligro los esfuerzos por crear lazos con Beijing o arriesgar represalias contra la pequeña comunidad católica de dicho país.
Según informes de prensa «el Vaticano no ha tenido relaciones diplomáticas con China desde que el presidente Mao las rompió en 1951».
✱ Fuentes:
– The Tibet Post
– The Telegraph