Este 10 de diciembre no es una fecha cualquiera en el calendario de nuestra lucha; marca un hito que validó ante los ojos del mundo la inquebrantable postura de un pueblo que se niega a ser silenciado por la violencia. Nos reunimos, espiritual y digitalmente, para conmemorar el 36º aniversario de la concesión del Premio Nobel de la Paz a S.S. el Dalai Lama. Este galardón, otorgado en 1989, no solo reconoció a un líder espiritual, sino que iluminó la justicia de la causa tibetana, elevándola a un escenario global como un ejemplo supremo de resistencia no violenta.
En un mundo donde los conflictos a menudo se resuelven con la fuerza bruta, la figura de Su Santidad emerge como el “Rey del Dharma” y un defensor incansable de la paz mundial. Desde que asumió la responsabilidad de los asuntos temporales y espirituales del Tíbet a una edad muy temprana, y tras el doloroso exilio de 1959 junto a más de 80.000 compatriotas hacia la India, ha guiado a nuestra nación con una visión clara: la democracia, la educación y la preservación de nuestra rica herencia cultural. La transformación de la comunidad en el exilio en una democracia vibrante es testimonio de su liderazgo visionario.
El Comité Noruego del Nobel reconoció en él no solo al líder del Tíbet, sino a un maestro universal que enseña que la verdadera felicidad nace del altruismo y la paz interior, y que el sufrimiento del mundo hunde sus raíces en la ignorancia y el egoísmo. Al recibir el premio, Su Santidad nos recordó que, independientemente de nuestra posición, somos miembros de una gran familia humana. Hoy, mientras celebramos este aniversario, también recordamos que el galardón fue un faro de esperanza que nos impulsó a seguir buscando una solución negociada y pacífica, rechazando el odio incluso frente a la opresión más severa.
Esta fecha coincide significativamente con el Día Internacional de los Derechos Humanos. Sin embargo, es una jornada de contrastes agridulces: mientras el mundo celebra la libertad y la dignidad inherente a todos los seres humanos, en el interior del Tíbet estas libertades son sistemáticamente pisoteadas. Este aniversario es, por tanto, un recordatorio de nuestra responsabilidad moral de alzar la voz por aquellos que no pueden hacerlo, reafirmando nuestro compromiso con la verdad y la justicia.
Un Legado de No Violencia y la Vía del Diálogo
La filosofía que guía nuestra lucha no es la confrontación, sino el entendimiento. Su Santidad ha cimentado la causa tibetana sobre los pilares de la no violencia y la interdependencia. Es aquí donde cobra vital importancia la propuesta del Camino del Medio, una política pragmática concebida para resolver el conflicto sin buscar la separación total, sino una Autonomía Genuina que garantice la supervivencia de la identidad tibetana dentro del marco de la constitución china.
Este enfoque, incomprendido por algunos pero aplaudido por la comunidad internacional, busca el beneficio mutuo y la estabilidad a largo plazo. Al conmemorar este Nobel, reafirmamos que la única solución duradera para el Tíbet pasará por el diálogo sincero y no por la represión armada que Beijing continúa ejerciendo.
Derechos Humanos: Una Promesa Incumplida en el Techo del Mundo
Mientras el Parlamento Tibetano en el Exilio felicita a la nueva Nobel de la Paz 2025, la activista venezolana María Corina Machado —un gesto que une las luchas por la libertad en diferentes latitudes—, no podemos ignorar la realidad en nuestra propia tierra. A pesar de que la Declaración Universal de los Derechos Humanos cumple 77 años, el pueblo tibetano sigue privado de sus libertades más básicas: movimiento, expresión, religión y reunión.
La Administración Central Tibetana ha denunciado incansablemente cómo el gobierno chino bloquea cualquier investigación independiente, ocultando la realidad tras un velo de propaganda. En este “Año de la Compasión”, dedicado a celebrar el 90º cumpleaños de Su Santidad, nuestro mejor regalo es no olvidar y seguir presionando a organismos como la ONU para que exijan el cumplimiento de las leyes internacionales en el Tíbet.
Desde Amigos del Tíbet – Chile apoyamos la autonomía cultural del pueblo tibetano y la búsqueda de soluciones pacíficas bajo el liderazgo moral de Su Santidad.
Fuente original: Oficina del Tíbet para América Latina
