Tíbet Nunca Será Xizang: La Resistencia Inquebrantable Contra la Cancelación de la Identidad Tibetana
En el corazón de la lucha del pueblo tibetano, las palabras no son meras etiquetas geográficas, sino los recipientes de una civilización milenaria. La imposición del término «Xizang» por parte de la administración de Beijing para referirse a la patria histórica, es mucho más que un cambio semántico: es una estrategia de colonización destinada a despojar a Tíbet de su singularidad cultural e histórica, y a plegarlo forzosamente al mapa de la China continental. Para los tibetanos, la palabra «Bod»—su autodenominación ancestral—o «Tíbet», reconocida globalmente, representan la memoria, la fe, la lucha y la dignidad de su pueblo. Por contraste, «Xizang» (que se traduce vagamente como “Casa del Tesoro Occidental”) es una invención burocrática sin raíces en la historia tibetana ni en su espíritu. Su adopción por parte de la comunidad internacional, los medios y las instituciones, legitima, aunque sea involuntariamente, la narrativa de asimilación de Beijing.
Desde “Amigos del Tíbet – Chile”, comprendemos y amplificamos la postura expresada por figuras clave como Khedroob Thondup, sobrino de S.S. el Dalái Lama, quien advierte que la negación de la palabra “Tíbet” es un acto de resistencia vital. Así como los pueblos indígenas del mundo rechazan los nombres coloniales impuestos a sus tierras, los tibetanos se niegan a ceder su derecho a definirse. Aceptar «Xizang» significaría rendirse a una narrativa de subyugación y permitir que la identidad, la religión y la historia tibetanas se reduzcan a una mera categoría administrativa china. Esta lucha por la preservación lingüística y cultural está íntimamente ligada a la búsqueda de la defensa de los Derechos Humanos y la autodeterminación del pueblo tibetano.
Nuestro apoyo se centra firmemente en la vía de la paz y el diálogo. Es fundamental que la comunidad global reconozca que insistir en el uso de «Tíbet» no es un capricho de nomenclatura, sino un imperativo de justicia. Es un reconocimiento del derecho de un pueblo a existir y a hablar con su propia voz, una voz que no será silenciada por una palabra diseñada para lograr su cancelación cultural. Esta defensa de la identidad es el motor detrás de la búsqueda de la autonomía genuina, un principio que define la posición de la Administración Central Tibetana y que se articula en el fundamental “Camino del Medio”.
La imposición de nombres como herramienta de colonización
La historia de la colonización está plagada de ejemplos donde la imposición de un nuevo lenguaje o nomenclatura fue la primera herramienta para desmantelar la identidad de un pueblo. Al institucionalizar «Xizang», la República Popular China busca transformar la percepción de Tíbet, no como una nación histórica y culturalmente distinta, sino como una simple provincia marginal. Esta táctica de propaganda busca señalar, tanto a la ciudadanía china como a la comunidad internacional, que Tíbet no es una entidad con una historia política propia, sino un apéndice administrativo bajo el control total de Beijing.
El significado de «Bod»: Más allá de la geografía
«Bod» es la palabra que los tibetanos han usado para nombrar su tierra durante siglos, arraigada en sus crónicas, poesías y plegarias. Es el símbolo de una cultura de resiliencia, compasión y profunda espiritualidad. Este legado cultural es precisamente lo que Beijing busca neutralizar a través de la uniformidad lingüística y la asimilación forzada. La persistencia de los tibetanos, tanto en el exilio como dentro de Tíbet, en usar «Bod» y «Tíbet» se convierte en un acto político de resistencia diaria.
El «Camino del Medio» (Autonomía Genuina), propuesto por S.S. el Dalái Lama, es la respuesta política a esta estrategia de cancelación cultural. Este enfoque no busca la separación total, sino una autonomía significativa que permita al pueblo tibetano preservar su identidad, su religión y su idioma dentro del marco constitucional chino, frustrando así la agenda de asimilación cultural que se esconde tras el término «Xizang».
Desde Amigos del Tíbet – Chile apoyamos la autonomía cultural del pueblo tibetano y la búsqueda de soluciones pacíficas.
Fuente original: The Sunday Guardian
