La lucha del Tíbet no es un eco lejano del pasado; es una batalla urgente por la supervivencia cultural, los derechos humanos y la salud de nuestro planeta. Esta es la esencia del mensaje que Sikyong Penpa Tsering, líder democráticamente electo del pueblo tibetano en el exilio, llevó a México en su reciente visita: un llamado a la conciencia global que resuena con particular fuerza en América Latina.
La visita de nuestro Sikyong no fue una simple parada diplomática. Fue una exposición frontal de la sistemática opresión que sufre el Tíbet bajo el gobierno chino y un recordatorio de que el destino de la meseta tibetana está íntimamente ligado al destino de 2 mil millones de personas en Asia y, por extensión, al de todo el mundo.

La Máquina del Genocidio Cultural: Contra la Identidad Tibetana
El desafío más doloroso que enfrentamos hoy es el genocidio cultural impuesto por Beijing. Las tácticas asimilacionistas de China no buscan solo el control político; buscan erradicar la identidad tibetana desde su raíz.
El arma central de esta estrategia es el sistema de internados residenciales forzosos. Se estima que cerca de un millón de niños y niñas tibetanos han sido separados de sus familias, sus aldeas y, lo más trágico, de su idioma y sus tradiciones. En estas escuelas, son obligados a abandonar su lengua materna, el tibetano —un patrimonio lingüístico milenario—, y a absorber una educación monolingüe en mandarín y un currículo despojado de la esencia budista que da forma a nuestra civilización. Este no es un acto educativo; es un acto de terror cultural.

A esto se suma la extrema vigilancia y el control ejercido sobre la vida religiosa. El budismo tibetano, que es la espina dorsal de nuestra cultura, es tratado como una amenaza política. Monasterios y templos son vigilados con tecnología de reconocimiento facial, y la propia tradición de reencarnación y sucesión de líderes espirituales, como el Dalai Lama y el Panchen Lama, es manipulada. La desaparición forzada de Gedhun Cheokyi Nyima, el 11º Panchen Lama, desde 1995, es una herida abierta y una prueba irrefutable de la flagrante violación de la libertad religiosa y los derechos humanos fundamentales.
El Tíbet: Un Centinela Climático en Peligro
El Tíbet es mucho más que un territorio en disputa; es la “Torre de Agua de Asia” y el “Tercer Polo” del mundo.
Nuestra meseta, con su elevación imponente, alberga la mayor cantidad de glaciares y permafrost fuera de las regiones polares. Es la cuna de diez de los ríos más grandes de Asia, incluidos el Yangtsé, el Amarillo, el Mekong y el Ganges, que suministran agua potable, energía hidroeléctrica y seguridad alimentaria a casi la mitad de la población mundial.
La explotación china de los recursos tibetanos, incluyendo la intensa minería de litio, está acelerando la crisis ecológica en esta región vital. Si el Tíbet colapsa ecológicamente, las consecuencias serán catastróficas, no solo para la región, sino para la estabilidad climática global. Sikyong Penpa Tsering ha insistido: la protección ambiental del Tíbet es una cuestión de seguridad global y una necesidad climática ineludible. Exigir el fin de la explotación y la autonomía para la protección de nuestro entorno natural es, por lo tanto, una causa que nos concierne a todos.

Nuestro Llamado: La Vía de la Autonomía Genuina
Desde el exilio, la Administración Central Tibetana mantiene su compromiso con la Vía del Camino Medio. No buscamos la independencia total de China, sino una Autonomía Genuina que nos permita preservar nuestra cultura, nuestra lengua, nuestra religión y nuestro medio ambiente, mientras seguimos bajo el paraguas de la República Popular China.
Esta solución de beneficio mutuo es la única vía pacífica y sostenible.
México y el resto de la comunidad internacional no pueden permanecer en silencio. Los crecientes lazos económicos con China no deben justificar la indiferencia ante la opresión sistemática. Hacemos un llamado a:
- Condenar públicamente el sistema de internados forzosos y las violaciones a los derechos humanos.
 - Apoyar la creación de Grupos Parlamentarios de Amigos del Tíbet en más naciones para ejercer presión política.
 - Reconocer la importancia ecológica del Tíbet e incluir su protección en las agendas climáticas globales.
 
Defender el Tíbet es defender los valores universales de la libertad, la dignidad y el derecho inalienable de un pueblo a existir con su identidad intacta. El Tíbet resiste, y el mundo debe unirse a su causa.









Para profundizar en el tema de la visita, puedes ver una entrevista del Sikyong en México: Entrevista de Penpa Tsering con Enrique Acevedo.
